Como introducción deberíamos entender primero de todo qué es el patrimonio, este es un conjunto de bienes adquiridos por distintas razones como la herencia o el título, por lo tanto, el patrimonio cultural será aquel que cumpla lo anterior, pero a su vez esté relacionado con la cultura, como costumbres, conocimientos… e incluso arquitectura, que es el aspecto en el que nos centraremos concretamente. Al igual que el patrimonio cultural, otro término importante es la identidad cultural, esta es un conjunto de rasgos intangibles que pertenecen y definen a una colectividad.
Como consecuencia de la Segunda Guerra mundial muchos países perdieron sus signos de identidad cultural, y apareció la necesidad de recuperar y reconstruir dichos signos. La historia tradicional se había centrado en los grandes acontecimientos que marcaron la historia encontrando como resultado que el monumento constituía su mejor representación. En cambio, la historia nueva centra su interés en el hombre, su existencia, los instrumentos de trabajo, los utensilios de uso cotidiano, mostrando una dimensión omnicomprensiva y por tanto los vestigios a conservar.
Otro término importante de nombrar es el bien cultural, este se forma al complementar los monumentos, obras de arte, antigüedades, documentos históricos, con hábitos, costumbres, economía, producción, gastronomía, añadiendo así un valor testimonial. El primer empleo de este término fue en un documento oficial en la convención de 1954 acordando la protección de bienes culturales en caso de conflicto, contemplando bienes muebles e inmuebles con gran importancia para la cultura de los pueblos. En 1972 la UNESCO propone una nueva clasificación de bienes culturales, separándolos en tres apartados:
- Monumentos: Arquitectura, escultura, pintura, arqueología, cavernas, inscripciones, elementos con valor universal.
- Conjuntos: Grupos de construcciones cuya arquitectura e integración con el paisaje les de valor excepcional desde la óptica histórica.
- Lugares: Obras del hombre y naturaleza con valor universal.
Todos estos bienes culturales, los debemos conservar, ya que de esta manera no perderíamos los valores de la identidad cultural que representan a cada sociedad. Pero para ello, primero de todo hemos de saber cuales son los bienes culturales de cada pueblo mediante su catálogo, para saber que bienes deben ser protegidos y conservados. Pero aparte de estos ante cualquier actuación como arquitectos, se debe pensar el valor del bien sobre el cual intervenimos, antes de decidir el tipo de intervención.
Al hablar de todo aquello que debemos conservar, no nos debemos olvidar de lo que no es físico, como las técnicas constructivas, colores, materiales, texturas… para también conservarlo a pesar de hacerlo de otra manera, como la puesta en valor, dejando que el edificio muestre y explique sus valores.
Teniendo claro aquello que se puede conservar, hay que saber cual es la manera más efectiva de hacerlo, tenemos dos opciones, mediante:
Instrumentos legislativos:
– Proteger: Mediante normas o instrumentos de catalogación aplicando acciones jurídicas o normas administrativas ajenas a la intervención sobre el propio monumento, pretendiendo consagrar el derecho de la colectividad sobre el interés privado.
– Inventariar: Enumerar, ubicar y describir bienes, es el primer instrumento para la conservación preventiva.
– Catalogar: Aparte de enumerar, describir y ubicar un bien, aporta un estudio histórico y una valoración del bien a catalogar.
Acciones de intervención:
– Preservar: Operaciones realizadas sobre el bien para garantizar la supervivencia contra peligros o posibles daños.
– Mantener: Conservar continuamente mediante reparaciones puntuales, en condiciones de ser usado, con la finalidad de prolongar y mantener el mayor tiempo posible los materiales de los que está constituido el objeto, conservando la materia del edificio, su carácter, significado y esencia, manteniendo al máximo su vida útil.
– Consolidar: Manera particular de conservar reforzando los elementos estructurales, constructivos o materiales, dotándolos de mayor consistencia o solidez.
– Reparar: Arreglar las partes que presentan desperfectos, dejando en buen estado un objeto que estaba roto o deteriorado.
– Restaurar: Intervenir directamente sobre un monumento, con el objetivo de restituir o mejorar la legibilidad perdida con el paso del tiempo sin incurrir en alteraciones o falsificaciones de su naturaleza documental.
– Rehabilitar: Habilitar de nuevo o restituir una cosa a su antiguo estado de funcionalidad.
– Reconstruir: Volver a construir integral o parcialmente un edificio, con carácter absolutamente excepcional que sea ejecutado en circunstancias históricas determinadas y como consecuencia de acontecimientos traumáticos.
– Anastilosis: Volver a recomponer partes o materiales caídos y dispersos en el lugar.
– Ripristinar: Devolver al monumento a su estado original, eliminando añadidos o fases posteriores.
Preservación del arte rupestre más antiguo de Europa, las cuevas de Altamira, España.
Reconstrucción del Ayuntamiento de Hamburgo, destruido tras el gran incendio de 1842.